Sueños y un bote Dory

26-28 abril 2021

¿ Le gustaría hacer un viaje en un bote Dory ?

Un viaje que da un vuelco a la forma de pensar, ver y actuar, culminando en un viaje de esperanza que « abre nuevos horizontes, haciéndonos capaces de soñar lo que ni siquiera es imaginable ». (Papa Francisco) Tal fue el viaje que tuve el privilegio de experimentar durante la Conferencia de la NAVFD (Asociación Nacional de Directores de Vocación y Formación) celebrada del 26 al 28 de abril de 2021.

Fue, por supuesto, virtual, lo que dejó a muchos de nosotros decepcionados. Si hubiera sido en persona, habríamos podido experimentar, cara a cara, la increíble hospitalidad de nuestras hermanas y hermanos de Terranova/Labrador. Sin embargo, incluso en medio de la COVID, nos proporcionaron un verdadero entretenimiento al estilo de la costa este canadiense al invitarnos al comenzar y terminar la jornada a su tradicional « fiesta en la cocina », que incluye comida, danza, música y lo mejor de su folclore.

Algo muy bueno de habernos reunida virtualmente fue que pudieron encontrarnos participantes de Australia, Benín, Canadá, la República Dominicana del Congo, Haití, Irlanda, Costa de Marfil y los Estados Unidos. Normalmente, solo acuden a la conferencia representantes de Canadá y EE.UU. La diversidad de culturas, experiencias, idiomas, procesos de formación, sentido de la misión, la juventud, hicieron que la conferencia fuera muy rica.

Ahora, volvamos al bote. ¿Por qué es tan significativo este símbolo ? En un bote, uno rema hacia el futuro mirando a la orilla que ha dejado atrás. A menudo, hoy en día, al menos en el hemisferio occidental, tendemos a mirar sólo la orilla que dejamos atrás cuando nos entretenemos en hablar de disminución, de envejecimiento, etc., etc. (« la vida religiosa tal y como era »), ignorando la segunda mitad del viaje : mirar a la otra orilla, al futuro, soñar, estar abiertos a la fuerza del Espíritu que nos hace capaces de soñar un nuevo futuro. La referencia a la « polinización del Espíritu » me llegó al corazón cuando el Dr. David Deane nos invitó a adentrarnos en la vida de María, Pablo, la comunidad cristiana primitiva y la mística del siglo XIV, Hildegarda de Bingen. La frase que utilizó : « El Espíritu Santo, ella misma, es el contenido del don », es transformadora de la comprensión que una tiene del Espíritu Santo. ¡Qué respire donde quiera !

El P. Daniel Horan, OFM, nos invitó a mirar el « Discernimiento, la Vocación y la Formación » a través del corazón del Papa Francisco, tal y como se pone de manifiesto en « Evangelii Gaudium », « Christus Vivit », « Fratelli Tutti » y en sus mensajes a las mujeres y hombres consagrados cuando, cada año, celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

Nos recordó : « No desesperéis. Nuestros carismas ofrecen un camino intuitivo ». Debemos retomar los sueños de nuestros mayores para poder profetizar. Una y otra vez, el Papa Francisco dice : « Evitar la tentación de la supervivencia, de ser reaccionarios, escondiéndonos en nuestras casas. » Cada uno/a de nosotros/as está llamado a abrazar una relacionalidad radical en nuestra comunión con los demás. Somos discípulos misioneros, enviados a las periferias, proclamando que « hemos encontrado al Mesías ». Ser discípulos misioneros debe cultivarse en nuestros procesos de formación inicial.

Remar en un bote, para llegar a la otra orilla, requiere tiempo, paciencia, habilidad, valor, la fuerza del Espíritu. Quizá sea este uno de los dones de la pandemia : aprender a ir más despacio, a tomarse el tiempo de discernir, a perseverar, a seguir avanzando aunque nos venza el cansancio y la desgana. Aprendamos de nuestros miembros más jóvenes, cuya « lengua y cultura son diferentes a las nuestras » ; no son « piezas de museo que hay que asegurar y proteger ». ¡No ! Juntos, con la fuerza del Espíritu Santo, debemos crear espacios donde el Evangelio pueda prosperar. El Papa Francisco nos recuerda una y otra vez : "Dios quiere que veamos, que denunciemos las injusticias de nuestro mundo ; que denunciemos y liberemos. Nuestro sueño es ser formados para la misión, ser enviados en misión, vivir nuestra misión.”

En mi vida se han reído de mí por ser una soñadora, y me he sentido amenazada por esa experiencia. Ahora que soy mayor, y espero que más sabia, me doy cuenta de que Dios es el soñador infinito que nos invita a cada una de nosotras a apoyar a nuestras hermanas y hermanos para que el sueño de cada uno se haga realidad.

Mi sueño es una vida consagrada renovada y rejuvenecida. En lo más profundo de mi ser, creo que Dios desea que el misterio de la Encarnación se plante en más y más corazones y que nosotras, como Ursulinas de Jesús, estamos invitadas hoy por Dios, en el « aquí y ahora », a seguir remando hacia el futuro. Como nos recordó la Hna. Margo Ritchie, CSJ en Canadá, otra de nuestras oradoras principales, « Un sueño es el portador de una nueva posibilidad, el horizonte ampliado, la gran esperanza ». (H. Thurman) Esto nos lleva a preguntarnos : ¿Llevo dentro de mí un sueño para el futuro de la Vida Religiosa ? Si es así, ¿puedo articular ese sueño ? ¿Me atreveré a compartir ese sueño en mi comunidad ? ¿Estoy preparada para llegar a las generaciones más jóvenes y pedirles que articulen su(s) sueño(s) ? El Espíritu podría sorprendernos mostrando que ellas también sueñan con vivir el misterio de la Encarnación « en la Iglesia y en el mundo de hoy ». .

Mary Clare Stack, UdJ, Canada
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