Tomemos este siglo como la revolución lo engendró : entramos en una nueva era !
Estas son las palabras de Louis Marie Baudouin, sacerdote vendeano, nuestro fundador, alrededor de 1800 al finalizar la revolución francesa. El percibía la obligación de adaptarse a una nueva era. Las necesidades de los hombres y de las mujeres de su generación constituían para él uno de los criterios fundamentales para convidar a religiosos para diversos ministerios. Apasionado por las Escrituras y el Evangelio, el misterio de la Encarnación le fascinaba. Él veía en este misterio el amor del Padre por el mundo, con sus riquezas y miserias, toda una escuela de vida y de oración. Él dijo que quería poner a sus religiosos “a la escuela de la Encarnación “. Siguiendo sus pasos, nosotros tratamos de descubrir la presencia y la acción de Dios en toda experiencia humana, en todo lo que se hace hoy día para construir un mundo más humano.
“Estamos atentos a las semillas del Verbo, misteriosamente escondido en toda experiencia humana"
Los primeros religiosos junto al Fundador, se dedicaron a la formación de los jóvenes en los seminarios. Louis Marie Baudouin quería también misioneros itinerantes para reconstruir las comunidades cristianas y las parroquias destruidas por la Revolución.
Hijos de María Inmaculada, hoy , en África, en las Antillas , en Venezuela , en el Quebec , en Francia , nos adaptamos a las nuevas necesidades , guardando nuestra primera orientación misionera de actividad educativa , particularmente en la formación de las comunidades cristianas, especialmente entre las pobres..
Nuestro proyecto de vida tiene como finalidad ayudarnos a VIVIR nuestra vocación de Hijos de María Inmaculada, que consiste en dejarnos invadir por el Espíritu de Jesús.
Como el Padre Baudouin, estuvimos y estamos al servicio de la Iglesia diocesana.
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