Carta de Ecología diciembre 2024

enviado por Madagascar

Queridas hermanas y Familia de la Encarnación,

La Realidad Misionera de Madagascar, queremos presentar la injusticia en el mundo del trabajo en Madagascar : un grito fraterno por la dignidad. La dignidad humana, don sagrado y reflejo de la imagen de Dios, a veces parece pisoteada en un mundo en el que se persigue el beneficio. En Madagascar, isla bendecida por una naturaleza generosa, la injusticia en el mundo del trabajo es una herida abierta, un escándalo que interpela la conciencia de todos. En esta carta fraterna, queremos lanzar una mirada esperanzada sobre una realidad a menudo cruel, al tiempo que hacemos un llamamiento a la justicia y a la caridad.

Los rostros de la injusticia

La vida laboral en Madagascar está marcada por flagrantes disparidades, reflejo de desigualdades económicas y sociales profundamente arraigadas. Por un lado, están los que viven en la comodidad de oficinas con aire acondicionado, disfrutando de prestaciones y salarios estables. Por otro, trabajadores con manos encallecidas que se afanan de la mañana a la noche por unos pocos arias, apenas suficientes para alimentar a sus familias. Esta dualidad, lejos de ser inevitable, es a menudo la consecuencia de un sistema injusto que favorece a los poderosos y desatiende a los débiles.

Tomemos el ejemplo de los trabajadores del sector textil, los miles de hombres y mujeres de las zonas francas que confeccionan ropa para exportar al extranjero. Para ellos, el día empieza antes del amanecer y termina tarde por la noche. Sus sueldos, a menudo por debajo del salario mínimo, apenas alcanzan para comprar arroz y algunas verduras. A esto se añade la ausencia de seguridad social, seguro médico o vacaciones pagadas. ¿Se puede seguir hablando de dignidad humana en estas condiciones ?

Otro ejemplo conmovedor es el trabajo infantil. En Madagascar, muchos de ellos, en lugar de jugar o estudiar, trabajan como empleados domésticos o en el campo. Estos rostros infantiles delatan un cansancio y una tristeza que no tienen cabida en la inocencia de la infancia. Demasiado pronto cargan con el peso de la responsabilidad y la penuria.

Un camino de luz

El camino hacia una sociedad más justa y fraterna es largo y está lleno de escollos. Pero en Madagascar, como en todas partes, la luz del Evangelio nos guía. Cada acción, por pequeña que sea, realizada con amor, puede transformar una vida. Todo acto de justicia, por modesto que sea, acerca nuestro mundo al Reino de Dios.

Levantémonos, pues. Caminemos juntos por esta senda de justicia, con la fe como escudo y la esperanza como estrella. Y recordemos siempre las palabras de Cristo : « Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis » (Mt 25,40).

Que, en nuestras vidas y corazones, seamos constructores de un mundo en el que el trabajo sea fuente de alegría y dignidad, no una carga. Amén.

Comisión Internacional de Ecología de la UdJ, desde Madagascar 1 de diciembre de 2024

Español. Commisión International de ecología, Madagascar, diciembre 2024
Revenir en haut